Navidad...Que esta
Navidad
No sea solamente un bello pensamiento, sino también una profunda meditación...
No sea solamente una buena acción, sino una puerta ya siempre abierta para los demás...
No sea solamente una reunión familiar en paz y armonía, sino que apoyándonos en esta unión sepamos extender paz y armonía a toda la familia humana...
No sea solamente un árbol bellamente adornado, sino un acercamiento a la naturaleza para comprenderla..
No sea solamente un nacimiento y dulces villancicos, sino que en cada uno de nosotros nazca el Niño Dios, y hagamos de nuestros pensamientos un canto de esperanza y de nuestras acciones un camino de perfección, donde puedan manifestarse la Luz, la Paz y el Amor Eterno!!!!!!!
No sea solamente un bello pensamiento, sino también una profunda meditación...
No sea solamente una buena acción, sino una puerta ya siempre abierta para los demás...
No sea solamente una reunión familiar en paz y armonía, sino que apoyándonos en esta unión sepamos extender paz y armonía a toda la familia humana...
No sea solamente un árbol bellamente adornado, sino un acercamiento a la naturaleza para comprenderla..
No sea solamente un nacimiento y dulces villancicos, sino que en cada uno de nosotros nazca el Niño Dios, y hagamos de nuestros pensamientos un canto de esperanza y de nuestras acciones un camino de perfección, donde puedan manifestarse la Luz, la Paz y el Amor Eterno!!!!!!!
Son los deseos de Ing
Gregorio Medina en nombre de TURPIAL SPORTS SYSTEMS,
Mi regalo de Navidad
es esta bella historia que quise compartir
con todos ustedes
DOS BEBES EN EL
PESEBRE
En 1994 dos
americanos respondieron una invitación que les hiciera
llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y
Ética en las escuelas publicas, basada en principios bíblicos.
Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos de
la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños
y niñas que habían sido abandonados, abusados y dejados en manos del
Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes:
Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato
iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la
Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de
como no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un
establo, donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre.
A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no
podían contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la
silla tratando de captar cada palabra. Una vez terminada la historia,
les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que
hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dio un cuadradito de
papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores.
Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadraditos de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvido al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebe. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebe.
Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo fue bien hasta que llegue donde el pequeño Misha estaba sentado.
Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando mire el pesebre quede sorprendido al no ver un solo niño dentro de el, sino dos. Llame rápidamente al traductor para que le preguntara por que había dos bebes en el pesebre. Misha cruzo sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente.
Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llego la parte donde María pone al bebe en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo:
Y cuando María dejo al bebe en el pesebre, Jesús me miro y me pregunto si yo tenia un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mama ni papa y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me
dijo que yo podía estar allí con El.
Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé que cosa tenia que pudiese darle a El como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunte a Jesús: Si te doy calor, ¿ese seria un buen regalo para ti?
Y Jesús me dijo. Si me das calor, ese seria el mejor regalo que jamás haya recibido
Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miro y me dijo que podía quedarme allí para siempre.
Cuando el pequeño Misha termino su historia, sus ojitos brillaban
llenos de lágrimas empapando sus mejillas; se tapo la cara, agacho la
cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo.
El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de el. ¡Alguien que estaría con el para siempre.
Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quienes tienes, lo que verdaderamente importa.
llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y
Ética en las escuelas publicas, basada en principios bíblicos.
Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos de
la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños
y niñas que habían sido abandonados, abusados y dejados en manos del
Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes:
Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato
iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la
Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de
como no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un
establo, donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre.
A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no
podían contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la
silla tratando de captar cada palabra. Una vez terminada la historia,
les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que
hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dio un cuadradito de
papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores.
Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadraditos de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvido al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebe. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebe.
Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo fue bien hasta que llegue donde el pequeño Misha estaba sentado.
Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando mire el pesebre quede sorprendido al no ver un solo niño dentro de el, sino dos. Llame rápidamente al traductor para que le preguntara por que había dos bebes en el pesebre. Misha cruzo sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente.
Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llego la parte donde María pone al bebe en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo:
Y cuando María dejo al bebe en el pesebre, Jesús me miro y me pregunto si yo tenia un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mama ni papa y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me
dijo que yo podía estar allí con El.
Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé que cosa tenia que pudiese darle a El como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunte a Jesús: Si te doy calor, ¿ese seria un buen regalo para ti?
Y Jesús me dijo. Si me das calor, ese seria el mejor regalo que jamás haya recibido
Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miro y me dijo que podía quedarme allí para siempre.
Cuando el pequeño Misha termino su historia, sus ojitos brillaban
llenos de lágrimas empapando sus mejillas; se tapo la cara, agacho la
cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo.
El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de el. ¡Alguien que estaría con el para siempre.
Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quienes tienes, lo que verdaderamente importa.
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